Cinco soledades

cinco soledades atraviesan
la Puna la Patria
piedras quebradas valles caminos
una nube de polvo rosado los envuelve
como un abrigo en medio de la tarde
allá arriba del cerro verde el sol
aquí atrás la luna como una media luna
colgada en la montaña roja

cincosoledades miran adentro
acomodan tristezas alegrías
intuyen dolores en vidas ajenas
risas de niños les brotan por los ojos
curan conjuran junto al paisaje
heridas viejas

cincosoledades cuatro hombres ella
ranchitos grises pasan
rosados por la tarde
van acercándose arreándoles penas
cosechándoles verdades antiguas
de siempre
acomodándoles cargas soltando lastre

alivianando peso van
mientras les crecen alas
es agosto el viento manso de la Puna
lame sus heridas viejas
en Yacochuya
los ojos de Emilia las manos de Julio
se les adentran en el alma
hilándoles pájaros de sueños
cincosoledades viajan
en un tiempo detenido
al primero
al más viejo
desde el fondo de su soledad
le brota la ternura en cascadas
que derrama en cada rato
al segundo la ironía
se le convierte de a poquito en alegría
al tercero la satelital soledad de otros viajes
se le aparece esta vez diferente
al cuarto en Molinos
viajero virtual de todos los países
todas las almas
se le antoja que acaso
quedarse en su lugar es posible
bueno
encantada ella va llena de risa
sin recuerdo ni memoria de futuro
sin dolor por el pasado
embrujada de hoy

cincosoledades convergen
conviven por un rato en Jasimaná
serranía posible
misteriosa colgada de un cerro
digna elemental humilde
un lugar en el mundo
refugio mental para el descanso
después de tanto trajinar
amparados del consumo
protegidos por el silencio
Jasimaná

espejo de dignidad nido de sencillez
alas en el pecho les crecen
en Cachi remontan vuelo
para reposo el aspa de un molino
para alimento un viñedo en Colomé
entonados en zamba
se convierten en viento

un ángel moreno coplero
cuidador de una posta blanca
los guía por pasados tiempos
sus hombres gestas
cinco mil años de historias
vuelven en su canto mientras barre
con su escoba de pajas bravas
el polvo rosado de la casa blanca

con el alma mira una flor
su sonrisa la convierte en mujer
una mesa que ayer fuera cardo
le cuenta su historia
la cama de Belgrano el escritorio de Paso
La Posta del Hornillo
la carreta el poncho
todos viven en sus coplas
se transforman en tradición
esparcida en la posta
por este guardión de la palabra

cincosoledades ya sin edad ni soledad
con lágrimas de cielos altos
polvo de estrellas antiguas
mezclado con paja de espinillo seco
construyen alucinados refugios nuevos
llamas blancas
con largas pestañas tiernas miradas
les ofrecen sus lanas
hilan ranchos fundan sueños en otros
imaginan hijos galopando caballos azules
en campos
sembrados de luces de esperanza
cantando en vino
festejan el agua viajera mineral
atesorada en tinajas de barro viejo
son la historia

la coplearán un día
otros ángeles guardianes
en ronda de patios frescos
de cardos lavandas violetas

cincosoledades leerán poemas
escritos en papeles amarillos
guardados en cajas de cardón
decoradas con tejidos viejos
mientras almacenan recuerdos en el alma
para que otros cuenten
en ranchos de otros tiempos

cincosoledades van
sembrando en planicies de soledad
cardos de aire piedras de viento
llamas de lana molinos de tierra
aguas de azahares posadas de amores
iglesias de barro

tinajas como cajas de música llenas de cantos
escuchados en cerros de corazón de piedra

el gran cóndor desde su nido alto
vigila alrededor siento
cómo me crecen alas
me fundo en polvo y aire
agua me vuelvo